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ABC Sevilla | Jueves, 01 de Enero de 1970, 00:00:00

Puente del Tercer Milenio de Zaragoza

Una ciudad que recupera un terreno baldío separado del casco urbano tan sólo por el paso del río. Una lluvia de inversiones para mejorar infraestructuras, comenzando por un AVE recién estrenado. Camiones pululando como hormigas y maquetas de pabellones. Una mascota en principio polémica y luego adoptada por la ciudad. Y un orondo ingeniero de caminos, llegado de otra ciudad, como responsable de la Expo. Parece la descripción en cuatro trazos de la Sevilla que vivía las vísperas de la Expo 92, pero se trata del presente en una Zaragoza a dos años de la inauguración de su Exposición internacional.

La capital aragonesa mira sin disimulo a Sevilla como principal referente para organizar la muestra que le pondrá por unos meses en el centro del planeta y que impulsará el desarrollo de la ciudad. A pesar de los matices que diferencian a las citas de 1992 y 2008 -la muestra aragonesa tiene como eje vertebrador el agua y se rige por las normas de las exposiciones internacionales, más limitadas que las universales- el modelo a seguir es la experiencia sevillana, de la que se intenta recuperar lo positivo y evitar lo negativo. El paralelismo entre ambas citas es analizable en tres ámbitos diferentes: La ciudad Las similitudes son numerosas. Como en Sevilla, la Expo de Zaragoza servirá para recuperar para la ciudad una gran parcela de terreno abandonada y aislada del centro urbano por el río. Si la Cartuja era una península, en el caso maño se trata de un meandro del Ebro conocido como Las Ranillas. Para ello se construirán dos nuevos puentes, uno de ellos, prácticamente idéntico al de la Barqueta -ha sido encargado al mismo autor, Juan José Arenas-, aunque de mayores dimensiones. El otro será un espectacular pabellón-puente y ha sido diseñado por la arquitecta angloiraní Zaha Hadid, quien curiosamente también tiene un importante proyecto pendiente en Sevilla, la biblioteca del Prado. El recinto de la Expo, de 25 hectáreas, acogerá los distintos pabellones, un gran acuario y un parque. Su reutilización una vez culminada la muestra es una de las grandes obsesiones, y se estudia el precedente de Sevilla, ya que se quiere que sea inmediata y evitar la lentitud del proceso tras la Expo 92. El plan aún es difuso: se pretende apoyar la instalación de empresas de I+D y que por la noche acoja la «movida» juvenil, aunque la fórmula no está perfilada. Sí se ha decidido que habrá una comisaría y que el pabellón de Aragón se convertirá tras la Expo en la Consejería de Educación. Pero las alteraciones no se limitarán al recinto de la Expo. Como ocurrió con la capital hispalense a comienzos de los 90, Zaragoza se dispone a recibir una lluvia de inversiones que le darán en dos años un impulso de décadas y que variará ostensiblemente su rol en el escenario nacional. Según el presidente del Gobierno aragonés, Marcelino Iglesias, en los dos años que restan hasta la Expo, Zaragoza cuadruplicará las inversiones que ha recibido en los últimos treinta años. Concretamente, la «lluvia» inversora será de entre 1.000 y 1.500 millones de euros, un dinero con el que financiarán actuaciones muy parecidas a las que se acometieron en Sevilla, como es el cierre de la ronda urbana, la reurbanización de los márgenes del río, la ampliación del aeropuerto, la construcción de la primera línea de Cercanías y la construcción de un pabellón polideportivo, entre otras. El caos de tráfico por las obras fue una pesadilla en Sevilla y es una de las principales preocupaciones del alcalde Juan Alberto Belloch, quien no ignora que el PSOE perdió las elecciones municipales de 1991 en la capital andaluza. Para reducir su efecto se ha levantado en el recinto de la Expo una cementera, con lo que se pretende disminuir el tránsito de vehículos pesados. La organización Como en Sevilla, la Expo está gestionada por una Sociedad Estatal, aunque en este caso se ha dejado un 30% de participación que se reparten a partes iguales Ayuntamiento y Chunta. Nuevamente, el precedente sevillano sirve para prevenir: los organizadores intentan evitar así las encarnizadas luchas políticas que dirimieron las distintas administraciones en la organización de la Expo 92 -el Ayuntamiento llegó a nombrar persona non grata al presidente de la Sociedad estatal, Jacinto Pellón-. Más allá del planteamiento político, zaragoza también ha recurrido a la experiencia sevillana a la hora de confeccionar el equipo de la Expo 2008. Cuatro directivos del organigrama trabajaron en Sevilla: el jefe de prensa y comunicación, Antonio Silva; el jefe de Infraestructuras, Miguel Angel Soria;el jefe de Relaciones con los Participantes, Juan Correas y el jefe de Comercial, Luis Perales. También en el diseño de la seguridad, una preocupación fundamental para la organización, hay una evidente huella sevillana: el actual jefe superior de la Policía en Aragón, Leoncio Lorente, fue jefe superior en Sevilla en la etapa de la Expo, y el comisario provincial de Zaragoza, Francisco Perea, lo era del distrito Triana, al que pertenece la Cartuja. La Expo La normativa internacional que rige este tipo de eventos establece diferencias insoslayables entre las exposiciones universales e internacionales. Así, la extensión de la Expo de Zaragoza deberá limitarse a 25 hectáreas -aunque este espacio se duplica con los pabellones y las plazas temática- y la duración será de tres meses, en lugar de los seis de Sevilla 92. Sin embargo, una vez más Zaragoza ha buceado en la experiencia sevillana para evitar errores. Las medidas adoptadas en base a la Expo 92 son muy diversas: desde las 2.500 plazas de aparcamiento que se han dispuesto en el interior del recinto -la lejanía de los párking habilitados fue una inconveniente notable en Sevilla- hasta la construcción del Trinquete, versión aragonesa del Palenque sevillano que acogió los actos culturales. La apuesta por el ocio y la cultura, que tan buenos resultados aportó al balance de la Expo 92, es otra de las características de la Expo 2008. No faltará ni la cabalgata diaria que recorrerá el recinto, y que se convirtió en uno de las grandes sorpresas en Sevilla. Su diseño se ha encargado al Circo del Sol. La organización ha reservado 30 millones de euros para el plan cultural. Los contenidos de los pabellones, por otra parte, están aún por definir.

M. Contreras

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