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La nao Victoria regresa a casa

ABC Sevilla | Jueves, 01 de Enero de 1970, 00:00:00

Partió de Sevilla hace 19 meses y vuelve hoy, con la velas remendadas pero tras demostrar que es un gran barco. Ha repetido la hazaña de dar la vuelta al mundo como los marineros españoles en el siglo XVI. La réplica de la nao Victoria y su tripulación han vuelto a hacer historia

La Nao Victoria salía ayer de Sanlúcar
de Barrameda rumbo a Sevilla./JAVIER
RÍOS

El 12 de octubre de 2004, una tripulación de 18 hombres partía del muelle de las Delicias en un barco réplica de aquella nao Victoria que en el siglo XVI dio la primera vuelta al mundo. Hoy, diecinueve meses después, tras permanecer cinco en la Expo de Aichi (Japón) dando a conocer que muchos de los hitos de la historia de la navegación los llevaron a cabo españoles, vuelve a casa. De aquella veintena de tripulantes, diez han conseguido completar la vuelta al mundo; a los demás, cuestiones laborales o familiares les han impedido hacerlo. Pero la experiencia queda para todos.

Ignacio Fernández Vial, director del proyecto «Nao Victoria España», contaba ayer desde Sanlúcar de Barrameda, a la espera de la marea que haría posible que -con una escala para pasar la noche cerca de Coria- el barco llegara a Sevilla, sus sensaciones acerca de la aventura vivida. Una mezcla de buenos momentos, de imágenes inolvidables y también, es lógico, de situaciones menos agradables. Recuerda Fernández Vial momentos que, como amante del mar, le resultan insuperables, como aquellos 56 días de navegación sin escalas en los que atravesaron el océano Pacífico, desde Panamá a Honolulú, pero también jornadas hermosas y emotivas, «como el paso por el Canal de Panamá, con los empleados saludándolos con banderas españolas», o el recibimiento que les dieron en Cartagena o en Honolulú. Y no olvida momentos críticos de la travesía, entre los que están tanto los días de calma como los temporales. «En el Golfo de Panamá -señala- las temperaturas eran altísimas, como el agua dulce la reservábamos para beber nos lavábamos con la del mar. El calor era tan fuerte que el salitre nos cerró los poros e hizo que nos reventara la piel y nos llenáramos de sangre. No nos molestaba, pero impresionaba. Nos explicaron que se quitaría cuando nos echáramos agua dulce y nos repartimos una botella para cada uno, con lo que el problema se acabó». Luego vinieron días de temporal, con la amenaza de seis tifones y la realidad de un temporal en el Mar de China de cuya fuerza da cuenta el nombre que le ponen por aquellos lares, «kamikaze», con vientos de 50 nudos y olas de seis a siete metros. Les cogió saliendo de Tokio y el barco, aunque los japoneses apenas se lo creían, resistió y demostró que es un gran barco, como señala Fernández Vial para quien, a pesar de, destacó de contar con una gran tripulación, la nao ha sido «lo mejor del viaje». Un viaje en el que durante la navegación la comida era casi espartana; no podían llevar congelados y la verdura y la fruta apenas les duraba por el calor, por lo que su alimentación se basaba casi siempre en legumbres y arroz y mucha, mucha, cebolla. En la nao se ha maniobrado como se hacía allá por el siglo XVI, levantando velas y utilizando el pinzote, pero con el apoyo de los modernos instrumentos de navegación, ya que, señala Fernández Vial, el barco tenía poca maniobrabilidad y eso, con un tránsito marítimo como el actual -en los 25 minutos que duró la entrada al puerto de Shangai les pasaron 120 barcos- hubiera sido una gran dificultad. Han recorrido 26.500 millas, atracado en 20 puertos de los 5 continentes y sólo han tenido pequeños incidentes, como la rotura de las velas, remendadas en varias ocasiones, y una grieta en un palo que se arregló en las islas Marshall. Un viaje en el que en las retinas de sus protagonistas quedarán las imágenes de los puertos en los que han atracado. Desde los espectaculares -por su diseño y tecnología- puertos de Hong-Kong o Singapur, a los no menos asombrosos -por su «pobreza al límite»- de los puertos de Indonesia o Sudán. A muchos de esos puertos llegaban ante el asombro de sus habitantes. «Las embajadas de España en los distintos países sabían que llegábamos y la verdad es que la logística, responsabilidad de José Fernández de Cobo, ha funcionado muy bien, pero aparte de ellos pocos sabían de nuestro proyecto y mucho menos de que habían sido marineros españoles los que habían dado la primera vuelta al mundo o descubierto América o Hawai. Para darlo a conocer hemos dados conferencias, distribuido folletos...» Un buen ejemplo de este desconocimiento general sobre el papel de los españoles en la historia se dio en Hawai. Los responsables del proyecto mantuvieron un encuentro previo con el Gobernador de Hawai y el alcalde de Honolulú, a los que tuvieron que demostrar con ocho copias de cartas náuticas anteriores a su supuesta descubrimiento por el inglés Cook que fue un español, Juan Gaytán, quien primero recogió la existencia de estas islas: han anunciado que rectificarán los libros de texto. No será la única consecuencia de un proyecto en el que se han llevado a cabo varios experimentos, como el que Javier García Pereda ha hecho sobre el comportamiento del vino, o sobre la operatividad del barco. Estos estudios demuestran que el proyecto de la nao Victoria dará mucho que hablar y eso que el destino del barco aún está en el aire, entre la propuesta de retornarlo al pabellón de la Navegación en la Expo que parece defiende su propietaria Agesa y la planteada por el Foro por Sevilla para dejarlo en el muelle de las Delicias y utilizarlo como reclamo turístico y para difundir el papel de nuestra ciudad en la historia de la Navegación. El director del proyecto, Fernández Vial no entra en la polémica pero reconoce que, para él, como marino, lo ideal es que el barco navegue.

M. D. Alvarado

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