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El antiguo telecabina acogerá un polideportivo y zonas terciarias

Diario de Sevilla | Jueves, 01 de Enero de 1970, 00:00:00

Los 'pretendientes' de Zaragoza y del Pirineo no llegaron a cuajar

Los tres edificios que funcionaron como estaciones del telecabina en la isla de la Cartuja durante la Exposición Universal de 1992 van a ser reutilizados para uso público, pero todavía no está claro ni el año ni el mes en que esto sucederá. Lo único que se sabe, según la información aportada ayer por el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, es que el Ayuntamiento sevillano gestionará y convertirá en polideportivo y en punto limpio lo que fue la estación principal del telecabina, situada en la calle Torneo, y que la sociedad estatal Agesa destinará a usos terciarios (comerciales, de servicios u oficinas) los otros dos edificios interiores: uno linda con el monasterio de la Cartuja y el otro con Isla Mágica.

A iniciativa de Agesa, el acuerdo fue aprobado ayer por la comisión ejecutiva de la Gerencia de Urbanismo, que ha dado luz verde a la reutilización de estas instalaciones, lo que permitirá poner fin al más absoluto abandono en que se halla la infraestuctura desde hace unos 14 años. Los detalles de este proyecto forman parte de un convenio que todavía está por firmar entre ambas partes. Fuentes de la sociedad estatal, que gestiona los activos de la Expo, aseguran que la rúbrica está muy próxima porque los trámites administrativos van a buen ritmo desde que se aprobó el plan urbanístico de Sevilla (PGOU). En rueda de prensa posterior a la comisión ejecutiva, el alcalde compareció (de forma inesperada) para destacar que, gracias a este proyecto, los vecinos de Torneo contarán con un nuevo polideportivo que será construido por el Instituto de Deportes, y con un punto limpio de Lipasam donde los residentes podrán arrojar los residuos de una forma más organizada. El telecabina es propiedad estatal, de la sociedad Agesa, lo que significa que la entidad debe ceder la estación motriz (la de Torneo) al Ayuntamiento de Sevilla una vez que se haya firmado el citado convenio de reutilización. Las otras dos estaciones interiores de la Cartuja (y otras dos modulares) serán rehabilitadas por Agesa para su apertura al público. Monteseirín recordó ayer que la recuperación de los edificios del telecabina –un proyecto presentado por la sociedad estatal– tiene que ver con la filosofía del plan urbanístico de Sevilla, que apuesta "por la modernización y renovación urbana de terrenos en desuso o infrautilizados" que asegure un nivel de equipamientos adecuado para la capital andaluza. Aparte de los tres edificios del telecabina, el resto de los elementos de esta infraestructura, es decir, los cables, las cabinas aéreas y los postes que componían la instalación, no entran dentro de este acuerdo de reutilización. En realidad, el destino de estos elementos externos es aún una incógnita, aunque es más que seguro que pasará por su desmontaje y venta al mejor postor, para lo que será necesario que Agesa convoque una concurrencia pública a la que asistirán las empresas interesadas en adquirirlos. El telecabina de la isla de la Cartuja de Sevilla ha tenido muchos novios y pretendientes que querían llevarse la estructura para reutilizarla en otro punto del país, pero finalmente ninguna propuesta ha cuajado. Se llegó a hablar del interés de Zaragoza por adquirir la infraestructura para montarla en su Exposición Internacional de 2008 y a ello se sumó la oferta de un municipio del Pirineo para instalar el telecabina sevillano en sus pistas de esquí. Nada de eso ha sucedido. Por otro lado, el gobierno del alcalde Monteseirín también renunció a su idea de rescatar este ascensor panorámico de 1992 como atractivo turístico para la ciudad así como alternativa para el transporte urbano de viajeros. El argumento para sostener esta negativa era el supuesto alto coste que supondría recuperar el telecabina, un coste cifrado en una cantidad que se movía entre los 1,7 y los 2 millones de euros, así como las dificultades que implicaba adaptar la instalación a la normativa vigente. La falta de conexión del telecabina con otros transportes colectivos y el poco atractivo del trayecto que recorría se sumaban a las razones para rechazar su rehabilitación. El monorraíl también fue directo al desguace.

ANA SÁNCHEZ AMENEIRO

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