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El Ayuntamiento reordena la circulación en Cartuja 93

Diario de Sevilla | Jueves, 01 de Enero de 1970, 00:00:00

Seis años después de su inauguración, Sevilla Tecnópolis contará con un plan especial de tráfico que, en su primera fase, aumentará la señalización vertical de todo el recinto

Seis años y un mes. Éste es el tiempo que se ha tardado en buscar una solución de urgencia al tráfico de vehículos dentro del recinto del parque tecnológico Cartuja 93. Después de las últimas peticiones llegadas desde la Entidad de Conservación -la comunidad de vecinos de Sevilla Tecnópolis- la delegación de Tráfico y Transporte ha redactado un plan de reorganización de la circulación y la señalización del recinto. La principal carencia observada por ambas entidades ha sido la escasa señalización del perímetro vallado. Las señales de prohibición, de sentidos obligatorios o de giros censurados eran pocas, estaban colocadas en lugares inadecuados y en más de una ocasión entorpecían la circulación más que regularla. Son la consecuencia directa de la ausencia de un plan director para el tráfico de Sevilla Tecnópolis.

Esta situación de interinidad, insostenible cuando -como afirma gráficamente el presidente de la Entidad de Conservación, Luis Retamero- "ya se ha pasado la travesía del desierto", se pretende resolver con un proyecto de reordenación interna que incide en esta necesidad. El proyecto de la delegación de Tráfico, que se pondrá en marcha de inmediato, supone una inversión de 2.658.000 pesetas que se dedicarán a la colocación de más de 250 señales verticales con el objetivo de reordenar los sentidos de la circulación y regular la velocidad. Según el delegado de Tráfico, Blas Ballesteros, "lo más importante es garantizar la seguridad de los coches que circulan por la isla, en la que hemos detectado que se conduce a gran velocidad". De esta manera, el plan de señalización de Cartuja incide especialmente en la regulación de velocidad y las prohibiciones en giros y direcciones comprometidas. En particular, los empresarios han puesto de manifiesto la peligrosidad de las incorporaciones, actualmente sin ninguna placa de prohibición, desde los dos pasos subterreáneos a las avenidas de circunvalación del recinto. En este caso concreto -lo más cercano a un punto negro que existe en la isla de la Cartuja- se han producido numerosos accidentes precisamente opr la escasa visibilidad y la alta velocidad a la que circulan los coches. Tráfico regulará estos accesos con placas de control de velocidad, actualmente inexistentes, así como con prohibiciones de giros a la izquierda y direcciones obligatorias de circulación. Por lo que respecta a los peatones, bastante pocos en comparación con el número de vehículos, Blas Ballesteros que considera que hay que atender a las sugerencias efectuadas desde la Entidad de Conservación. Ésta entiende que, en estos momentos, no es necesario actuar, por lo que Tráfico -que también ha efectuado un análisis de pasos de cebra que demandará en un futuro el parque- no aboradará este aspecto hasta que se alcance una circulación peatonal lo suficientemente importante. El plan de Tráfico también supondrá la desaparición de más de 40 señales que se han revelado como completamente inservibles. BARQUETA - NUEVO SISTEMA PARA REGULAR LA SALIDA DE LA ISLA Uno de los puntos más conflicitivos de la circulación en la Isla de la Cartuja es la salida de vehículos en horas punta, fundamentalmente en el mediodía. Para solventar este problema, la delegación de Tráfica ya está iniciando las actuaciones necesarias para dotar al semáforo de Barqueta de un nuevo sistema de autorregulación de las frecuencias de paso. El nombre técnico de este sistema es semáforo de banda y consiste en la instalación de una serie de chips en el asfalto que avisan sobre la formación de colas y retencias. Controlado por un ordenador, el semáforo de Barqueta abrirá el paso con mayor o menor frecuencia para permitir la salida escalonada de la isla hacia la glorieta de la Duquesa de Alba lo que evitará las actuales retenciones. Es la primera vez que Tráfico ensaya este sistema, que cuesta alrededor de medio millón de pesetas.

Rosa Llacer